martes, 26 de mayo de 2009

Mayo 2009. Boletin 17.


La Salvación ha tocado sus Puertas ¡Aleluya!

El pasado 5 de mayo se llevó a cabo el bautizo de 7 niños nacidos gracias a la mano de Dios que guía el trabajo de voluntarias(os) en el Centro de Ayuda para la Mujer Juarense, A.C. Dicho evento sucedió en la Parroquia de la Divina Providencia y fué oficiado por El Señor Obispo de la Diósecis de Cd. Juárez, Don Renato Ascencio Leon; asistido por el Pbro. Eduardo Hayen, párroco de dicha parroquia y capellán del CAMJ.

El evento reflejó la alegría y la importancia de la salvación –fisica y ahora espiritual- que ha llegado a las vidas de estos niños y la de sus padres y familia. La iglesia los ha recibido con los brazos abiertos.

Recién Bautizados.



Siempre hay otro remedio.
Alguna vez, en nuestro trabajo por defender la vida, nos hemos encontrado con casos realmente tristes y desoladores: Mujeres solas, sin trabajo, con sus hijos pequeños y a la espera de otro, o tal vez casos desesperantes: Alguna mujer que durante una separación con su marido tuvo un “momento de debilidad” y siente que no puede regresar con su esposo embarazada de otro.

Estos tal vez puedan parecer casos extremos, pero es en estas ocasiones donde más escuchamos el argumento: “No tengo otro remedio” para buscar un aborto. Y es posible que nosotros mismos no encontremos de momento un argumento, una razón para guiarlas a optar por la vida. Tal vez esta reflexión pueda ayudarnos:

Recordemos que la vida humana es siempre un bien. De hecho, es el bien más preciado que existe y es el fundamento de todos los demás bienes que un ser humano puede poseer. Además, la vida de cada persona tiene tan alto valor que no puede compararse con el valor de la vida de otros seres vivos.

La vida tiene un valor en sí, independientemente del bienestar que conlleve... Pero es este asunto, el del “bienestar” propio lo que lleva a muchas personas a buscar o aceptar situaciones erróneas: robo, crimen, y en el caso de las mujeres que atendemos en el CAMJ, el crimen de matar a su propio hijo no nacido.

La búsqueda del bienestar propio, del NO sufrir, del “no batallar” es la razón de la cultura de la muerte.

Como dice Salvador Casadevall en su reflexión “El arriesgarse es una circunstancia que esta en la vida” :

“ La cultura que nos toca vivir en el comienzo del siglo XXI tiene ingredientes nuevos que derivan principalmente de la gran influencia que tienen los medios de comunicación social en la formación de nuevas costumbres, nuevos conceptos, nuevas actitudes, asimiladas rápidamente por una gran masa de espectadores, que miran y adoptan sin detenerse mayormente a reflexionar. Lo ven en la televisión y lo aceptan.

Todo se acepta, todo se imita, todo pasa a ser relativo.
Así lo malo pasa por bueno y lo bueno ya no se sabe que es.
La ignorancia de lo que está bien y de lo que está mal, es el peor mal.
Ello hace que, se hagan cosas malas como si estuvieran bien.”


Las mujeres que buscan o se practican un aborto, son victimas de este tipo de pensamiento.

Pensar que “no hay otro remedio” es estar convencidos de que no existe fortaleza alguna en la condición humana, de que valemos lo mismo que algún cachorro desvalido. Lo cual NO es verdad. Pero ¿Por qué? ¿Cómo obtener –o recordar- ésa fortaleza que somos capaces de aplicar? ¿De donde viene?

Pues precisamente del aprendizaje que trae consigo experimentar el dolor, la pérdida, el sufrimiento, el esfuerzo y trabajo hasta las lágrimas, ya sea por el error de otros o por el error propio.

Asumir las consecuencias de nuestros actos. De ahí viene la palabra “Responsabilidad”, de “Responder” ¿a que? Pues a la vida. No es entonces, que Dios no exista, puesto que existe el sufrimiento, al contrario: Es por el sufrimiento, que Dios nos ha dado la fortaleza para aprender, para crecer, madurar y VIVIR. Y es Dios mismo el que nos ha dado el ejemplo en su Hijo Jesucristo.

Las personas, que se niegan a experimentar la pérdida del bienestar propio, son como continúa en su reflexión Salvador Casadevall :

“Renuncian a contar con una ayuda, y nada menos que la de Dios, que no es un pajarraco cualquiera. Asumen en soledad el camino de la vida. La historia, que es maestra de sabiduría, nos dice que pocos son los que llegan al final del camino.

El arriesgarse es una circunstancia que está en la vida.
En todo lo que hacemos hay siempre un riesgo.
El vivir en cristiano es estar dispuesto a arriesgar.
Quien no está dispuesto a arriesgar es que todavía no aprendió a ser cristiano. El mayor error en la vida es no arriesgar nada.
La persona que nada arriesga, no hace nada, no tiene nada, no es nada y se convierte en una nada.”

Así, estimado(a) compañero(a), cuando te encuentres a alguien, que te dice: “A veces no hay otro remedio que abortar –o matar, robar, engañar, etc...” Contéstale:
Siempre hay otro remedio: Arriésgate. No será fácil, pero nosotros te ayudamos.


Diez consejos para defender la vida humana
Fuente: Catholic.net. Universidad Católica de Valencia ‘San Vicente Mártir’

1. Aprende a amar la vida humana por pequeña, débil, o indefensa que parezca: la verdadera culminación del desarrollo humano son las personas que practican el amor y la misericordia hacia sus semejantes. Ama de manera especial a quienes padecen algún tipo de discapacidad o de déficit social. Déjate enriquecer por los que aparentan no aportar mucho.
2. En situaciones de conflicto protege siempre al más débil y huye de tomar decisiones irreversibles: un corazón verdaderamente humano se va muriendo cada vez que cede a la soberbia y a la prepotencia. Si las buscas, siempre encontrarás personas dispuestas a ayudarte para defender la vida de la que eres responsable.
3. Valora el tesoro que supone ser madre. Ninguna expresión de amor es tan fuerte como la generosidad de la madre hacia el hijo que nace en las entrañas. Sé muy agradecido con tu madre y con todas las madres.
4. Valora la responsabilidad de ser padre, el don incomparable que ello supone. Supera cualquier forma de machismo que ofende la dignidad de la mujer y rebaja al varón muy por debajo de su más elemental dignidad. Nunca mires a las personas de otro sexo como un objeto.
5. Cultiva la esperanza en tu corazón: cada niño o niña que comienza a vivir en el seno de una mujer es un regalo que Dios nos hace a todos. Nadie puede anticipar perfectamente cuánto bien está llamado a hacer. Nadie puede con justicia mirar al otro como un estorbo. Los niños y las niñas son la alegría de civilización. ¿Qué sería de nuestro mundo si la madre de Lincoln, la de Einstein, la de Marie Curie, la de Ingrid Bergman, la de Martin Luther King o la de Gandhi no hubiesen aceptado a sus hijos cuando estaban en sus entrañas? ¿O si la vida de alguien próximo que has conocido o querido hubiera sido rechazada desde su inicio?
6. Contribuye como ciudadano o como político a que las leyes ayuden a las personas a tomar las mejores decisiones. Rechaza cuantas hacen presión para que las personas decidamos de modo contrario a nuestra vocación al amor, a nuestra pasión por la dignidad de las personas y sus derechos humanos fundamentales, especialmente de los más indefensos, como son los niños y niñas antes de nacer. Localiza la falsa compasión que lleva a la equivocación y recházala de plano.
7. Admira el valor de las madres que aceptan seguir llevando adelante su maternidad en soledad. Apoya con todas tus fuerzas que pueda llevar adelante su deseo. Pide a la comunidad social y política que les ayude de modo eficaz.
8. No pierdas el tiempo juzgando o condenando a quienes se hayan equivocado por no respetar los derechos de los más débiles; que en tu calor y comprensión encuentren una ayuda para no volverlo a cometer y para ayudar a otros para que no se confundan. Ayuda a cuantas mujeres hayan podido pasar por momentos de angustia ante el temor de ser madres. Ilumina con delicadeza a cuantos han podido aconsejarles mal.
9. No separes el valor de la sexualidad humana de su responsabilidad con respecto a la vida. Los cuerpos de los hombres y las mujeres no son juguetes, ya que pueden colaborar con lo más grande que pueden hacer las personas: dar la vida a otras. Aprende a descubrir la maravilla que supone poder comprometer tu vida en matrimonio para traer responsablemente al mundo hijos que sean amados.
10. Sé fuerte para aguantar con paz las críticas de quienes te acusen injustamente de obrar sin amor. La verdad es capaz de imponerse a las ligerezas de la lengua si tu corazón se mantiene sereno y si tu inteligencia propone con perseverancia el verdadero bien que acompaña la vida humana más débil e indefensa. Confía en la fuerza del amor, de la razón, de los argumentos.

Cuenta con la ayuda de Dios, del Dios que cuida de la vida de los pobres e indefensos. Rechaza completamente combatir la violencia a través de no violencia.